LA PRACTICA DE AIKIDO
El Aikido se practica en el Dojo (lugar de práctica), sobre tatami (colchoneta). Luego de realizar entrada en calor, acondicionamiento físico y elongación, se comienza a practicar con movimientos corporales coordinados (aikitaiso). Se practica por parejas, que realizan repetidas veces un movimiento de ataque y de defensa demostrados previamente por el instructor. El atacante (uke) realiza un ataque (que puede ser un golpe, agarre de manos, hombros, cuello, por adelante o por detrás) y el nague realiza una técnica resolviendo el ataque. El uke (atacante) realiza ukemi (movimiento con o sin caída sobre el tatami para protegerse) para resolver a salvo la aplicación de la técnica del nague. Luego se intercambian los roles, de modo tal que el atacante pasa a ser defensor y a realizar la técnica.
La técnica comprende un movimiento de apertura, un desarrollo y su finalización, con la proyección o retención del atacante, siendo la energía del ataque en si misma, la que lleva al atacante al suelo.
La esencia de todas las técnicas de Aikido es el uso de la totalidad de las partes del cuerpo, para crear un movimiento esférico, alrededor de un centro estable y energizado. Correctamente ejecutadas, algunas técnicas son espectaculares, haciendo volar al oponente a través del aire. Otras son pequeñas, hábiles y precisos movimientos que inmovilizan al agresor. Ambos resultados son obtenidos a través del uso preciso de palanca, inercia, gravedad, disociación, eje corporal, cambios de peso y la acción de fuerzas centrífugas y centrípetas.
Como resultado del entrenamiento, la persona aumenta su resistencia física y mental, su flexibilidad, desarrollo muscular aún cuando las técnicas en si mismas no dependen de la fuerza para su efectividad. Dado que los movimientos y técnicas del Aikido provienen de la más eficiente utilización del ser entero, el practicante puede desarrollar gran poder sin tener mucha fuerza física. El Aikido puede practicarse de varias maneras, no siendo una actividad que se enfoque en la rigidez de los entrenamientos, más bien, todo lo contrario, en la búsqueda de la relajación y libertad. El Aikido puede ser practicado por hombres, mujeres y niños de todas las edades.
El Aikidoka desarrolla una postura relajada pero firme y estable, en la cual el peso del cuerpo es dirigido a su centro físico, ubicado en la parte baja del abdomen. La gravedad deja de ser una fuerza que debe vencerse. Más que ello, sirve como soporte y para estabilizar la postura. Como resultado, los movimientos ordinarios asumen una apariencia de gracia y economía. Los efectos del centrarse son tanto físicos como mentales. En adición, aumenta la vitalidad, los sentidos se agudizan y afilan y uno es menos afectado por las irritaciones y vejaciones de la vida diaria. Este estado es conocido en Japón como teniendo Hara, o fuerte Ki. Esta es una manifestación de cualidad interior, que lleva al estudiante de Aikido a desarrollar su máximo potencial en todas las áreas de la vida.
Adicionalmente y como una parte muy importante de la práctica, se cambian los roles entre atacante y defensor (uke y nage), y también se esquematiza el aprendizaje de como caer a salvo sin lesionarse en el tatami (ukemi), como autoprotegerse al recibir la técnica aplicada por el defensor como reacción al ataque. Al poco tiempo de práctica el estudiante comienza a realizar los movimientos de ataque y defensa en forma más continua, atacar, recibir la técnica, caer al tatami, levantarse inmediatamente y atacar, luego recibir el ataque, realizar la entrada, apertura, desarrollo y final de la técnica, lo que va desarrollando en el practicante mayor resistencia aeróbica y despertando la noción de atención y percepción acerca de lo que sucede a su alrededor, a la vez que adquiere seguridad en si mismo, autoconfianza. La práctica continua, repetición de movimientos es “zen”, estar en el momento, vivir el momento.
Si bien existen grados o graduaciones, en Aikido siempre se aprende y se practica sin tener en cuenta la graduación del compañero y sin que la antigüedad en la práctica implique descuidar al más nuevo; los estudiantes nuevos son recibidos y cuidados por los más antiguos. El sistema de graduaciones permite ordenar la práctica, conocer la antigüedad de práctica, estado de aprendizaje y de evolución de la persona, lo que ayuda a la persona en su camino y a los más nuevos en su comienzo de la nueva actividad. No es un sistema de poder o sometimiento del menor graduado, sino de servicio al que menos sabe, de transmisión no de imposición.
“Cada alumno tiene distintas capacidades físicas y diferentes razones para practicar Aikido. Todas merecen respeto. El verdadero Aiki es la aplicación correcta y flexible de la técnica apropiada en cualquier circunstancia que se presente. Es nuestra responsabilidad no ocasionar daño alguno. Ha de protegerse al compañero y a uno mismo”. (Mitsugi Saotome Shihan, Aikido o la Armonía de la Naturaleza)
Acérquese al Dojo, es bienvenido y será bien recibido.