Yoshimitsu Yamada Sensei

Yoshimitsu Yamada nació el 17 de febrero de 1938 en Tokio y falleció a los 84 años de edad, el 15 de enero de 2023 en Nueva York. Su padre, Ichiro, fue profesor académico y su madre, Michio, se ocupaba de la casa. La familia del padre era pariente de la familia Abe y cuando siendo niño, Ichiro perdió a sus padres, los Abe lo adoptaron. La difícil situación de Japón durante la Segunda Guerra Mundial obligó a ambas familias a emigrar a Corea en los años cuarenta y se instalaron en Chinju, una pequeña ciudad a unas 200 millas de Seúl. La cabeza de la familia, Kazo, alquilaba tierras y tenía su propio negocio, e Ichiro Yamada se dedicó a los negocios de minería. Se quedaron en Corea hasta el fin de la guerra. Tadashi Abe, primo de Ichiro Yamada, practicaba Aikido desde 1942. Esta coincidencia indudablemente afectó la vida de Yoshimitsu. Con solamente unos pocos años, Yoshimitsu había tenido contacto con O’Sensei antes de que se fueran a Corea, en una presentación de artes marciales en la casa de la famlia Abe. Este encuentro le dejó una impresión inolvidable. Él recuerda, como si fuera hoy, que el agradable, tranquilo hombre mayor, que es como parecía O’Sensei a primera vista, se convirtiera en alguien totalmente diferente sobre el tatami, un inasible y misterioso maestro de artes marciales. Probablemente está reunión influenció la decisión de Yoshimitsu de dieciocho años, quien en 1955 decidió unirse a Hombu dojo como uchi-deshi. Esto pudo ser gracias a la recomendación de Tadashi Abe, ya que el joven aspirante no había entrenado nunca en artes marciales.
Su primer día como uchi-deshi fue también su primer día sobre el tatami. Enseguida se hizo amigo de sus sempai Nabuyoshi Tamura y Sadateru Arikawa. En esos tiempos Hombu Dojo era un lugar completamente distinto a hoy en día. La casa de la familia Ueshiba era parte del dojo, y Morihei (si bien irregularmente pero con mucha frecuencia) aparecía en el tatami. O’Sensei representó una autoridad sin igual para todos los uchi-deshis. Con su comportamiento representaba todas las cualidades por las que un joven japonés se esforzaba en esos tiempos. Los entrenamientos eran exigentes y la vida en el Dojo de una naturaleza casi ascética. Esto era debido a la difícil situación económica del país después de la Segunda Guerra Mundial. Hombu Dojo no se destacaba particularmente del nivel de vida general de Japón. El edificio no tenía calefacción así que la temperatura en invierno descendía bajo cero grados, en verano el calor en general golpeaba. Los deshi no tenían un área de habitaciones ni demasiadas cosas personales, su vida estaba sujeta al ritmo de la vida del Dojo y eran raros los momentos de privacidad. Cada uchi-deshi tenía que hacer ciertas tareas y participar en las clases privadas. Yoshimitsu Yamada aún hoy recuerda el horario. El primer entenamiento, dirigido por Kishomaru Ueshiba, empezaba a las 6:30, luego había otro a las 8:00 por Koichi Tohei o Kisaburo Osawa, quien una vez por semana era reemplazado por Kenji Tomiki. Hiroshi Tada o Seigo Yamaguchi daban la clase de las 15:00 y las clases de las 16:00 y 18:30 estaban dictadas por diferentes profesores. Koichi Tohei era un ídolo para muchos practicantes, que se impresionaban con su carácter y con sus habilidades técnicas. Muchos uchi-deshi lamentaban que cada vez se involucrara más con el manejo de la escuela en Hawai y que raramente fuera a Tokyo.

YAMADA SEIZA

Con el tiempo, el grupo de estudiantes fue creciendo con Yasuo Kobayashi, Kazuo Chiba, Mitsunari Kanai y Seiichi Sugano quienes junto con Yoshimitsu Yamada, formaron un grupo de amigos muy unido. A pesar de lo involucrados que estaban en el entrenamiento y la vida del Dojo, cada uno secretamente soñaba con dejar Japón, que después de la ocupación estadounidense se abrió al mundo. Yoshimitsu Yamada, como delegado de Hombu Dojo, enseñó Aikido en bases militares americanas. Perfeccionó sus conocimientos de inglés y conoció la cultura y tradiciones que lo fascinaron. Quería ir a Estados Unidos. A principios de los años sesenta se presentó una oportunidad. El pretexto fue la iniciativa de un grupo americano de entusiastas interesados en Aikido. Eddie Hagihara de Nueva York a quien Yoshimitsu conoció personalmente en Japón, se contactó con Hombu Dojo.
En 1964 le pidieron a la Sede Central de Hombu que hicieran una exhibición de Aikido en la Feria Internacional de Nueva York. Al principio el Dojo fue representado por Koichi Tohei, pero debido a una lesión hubo que cambiar los planes y se lo envió a Yoshimitsu Yamada.
Aprovechando la oportunidad se encontró con sus amigos americanos y aceptó ocuparse de la Escuela de Aikido de Nueva York. Sin embargo, su destino podría haber sido totalmente distinto ya que por ese tiempo Tadashi Abe ya había estado en Francia y Yoshimitsu aspiraba a sucederlo. Pero su amigo y sempai, Nobuyoshi Tamura, quien fue la persona principal del Aikido Europeo le ganó y Yoshimitsu Yamada fue delegado a la Costa Este de Estados Unidos. Eligió Nueva York como sede central.
Los comienzos son siempre difíciles, pero lo que el joven profesor de Aikido tuvo que enfrentar en Nueva York requería de un enorme compromiso personal, paciencia y esfuerzo. El grupo de Nueva York no estaba bien organizado, nadie tenía experiencia en el manejo de una escuela de Aikido y Yoshimitsu tuvo que hacer todo desde cero, desde los asuntos de organización a la enseñanza de las técnicas. La falta de medios económicos no facilitó la situación y junto con el primer uchi-deshi de Nueva York, Ángel Tineo-Álvarez, vivían y dormían en el vestuario ya que alquilar un departamento era solo un sueño. Todo el dinero iba al mantenimiento de la escuela y las perspectivas no eran prometedoras.

El Aikido no era muy conocido en la Costa Este de EEUU y la posibilidad de promocionar este arte marcial usando los métodos tradicionales eran muy limitadas debido a motivos económicos, anunciar en los medios era muy costoso. El único medio de presentarse era en exhibiciones públicas. Afortunadamente, gracias a la amabilidad de otras escuelas de artes marciales, abundaban las posibilidades de presentaciones públicas, por ejemplo durante los campeonatos de Karate. De ahí que muchos alumnos provienen de Dojos de otras artes marciales y querían probarse en nuevos terrenos. Estos primeros años fueron un desafío importante para Yoshimitsu, si bien estaba fuertemente apoyado por sus alumnos, quienes estaban involucrados en asuntos del Dojo, algunos de ellos son Mike Abrams, Harvey Konigsberg, Harry McCormack, En los años 60 había un promedio de aproximadamente 50 personas entrenando en el Dojo. El instructor principal de NY Aikikai no tuvo mucha suerte. La visa de intercambio cultural que tenía no le garantizaba una estadía larga en EEUU y eso era una amenaza de ser deportado a Japón. Aparecieron nuevos problemas con el nacimiento de sus hijos. A los dos nacidos en EEUU se les otorgó la ciudadanía y podían quedarse. Yoshimitsu, su esposa y la hija mayor nacidos en Japón, no podían quedarse. Para intentar proteger a su familia de la despiadada ley de inmigración tomaron una difícil decisión: su esposa volvería a su país con los hijos. Esta separación de su familia cercana en esa época es algo que Yamada Sensei lamenta hasta el día de hoy. Lentamente el Aikido se fue haciendo atractivo para la gente no solo de Nueva York sino de toda la Costa Este. Esto fue principalmente debido al increíble compromiso de Yamada Sensei. Viajaba tanto (a Boston, sur de Nueva Jersey, Pensilvania y Canadá) que sus alumnos empezaron a quejarse de que no estaba nunca en Nueva York. Sin embargo, como él era la única persona con la experiencia correcta, tenía que ocuparse de todo. Los acciones de Yoshimitsu Yamada fueron deliberadas, trabajar en los cimientos resultó con el tiempo en muchos grandes profesores que hasta el día de hoy tienen sus propias escuelas. Estar tan involucrado en esta misión por la que fue enviado a EEUU empezó a producir efecto. Cuando la situaciación del Dojo de Nueva York se hizo estable, el Aikido más popular y los Dojos en sí estaban operando efectivamente, llegó el momento de establecer una organización con el fin de formalizar y especificar la cooperación desde un punto de vista administrativo. Así, en 1968 se creó la United States Aikido Federation (Federación Estadounidense de Aikido). Esto fue debido a la cooperación entre los maestros delegados por Hombu Dojo en Estados Unidos y es la mayor organización de Norte América. Los problemas de visa terminaron en 1972. Yamada Sensei empezó a usar intensivamente la libertad adquirida para promover el Aikido fuera de los Estados Unidos. Uno de sus primeros viajes fue por una invitación de Tamura Sensei a Francia en 1973. Los ochenta fue un período relativamente estable. Dos décadas después de la instalación del Dojo en EEUU, en 1984 se hizo un gran curso de verano con el Doshu Kisshomaru Ueshiba.

Esta prueba de valoración fue un incentivo para trabajar aún más. Sensei viajaba más y más y en 1992 lo invitó a Seiichi Sugano Sensei a cooperar con él. Sus amigos de los tiempos de Hombu Dojo se unieron a New York Aikikai dándole a la escuela una importancia única. El Dojo de Nueva York es la única escuela del mundo en la que dos alumnos directos de O’Sensei enseñaron conjuntamente. Yamada Sensei recuerda que recién después de 20 años empezó a ver los resultados de su trabajo. Los primeros 10 años se dedicó a la escuela de Nueva York y los siguientes 10 al desarrollo del Aikido en la Costa Este. Dice que gracias a las dificultades y problemas que tuvo en el camino, se hizo más maduro. Teniendo cincuenta años llegó a empezar a aceptar el hecho de que la gente lo llamara “Sensei”. Antes de ello se preguntaba “¿he ganado el derecho a que la gente me llame así?” Yoshimitsu Yamada pasó en Hombu Dojo alrededor de siete años. Desde aquel tiempo el conjunto de técnicas que se enseñan ha cambiado mucho y el Aikido en sí es ligeramente distinto al arte marcial que los primeros uchi-deshi de Morihei Ueshiba aprendieron. A pesar de esta evolución, Yamada Sensei intenta transmitir las cosas que aprendió en ese tiempo. De enseñanza ortodoxa, enseña las técnicas básicas, que intenta no modificar. Cree que es necesaria una base sólida para un desarrollo apropiado. Es un entusiasta de la práctica intensa como medio de desarrollo tanto físico como espiritual.

No se opone a la práctica dura, conforme al espíritu del Budo, pero no justifica que haya brutalidad o estupidez en el tatami. Aún viaja intensivamente visitando casi todos los continentes. Es el presidente de la Federación Americana de Aikido y de Aikido Sansuikai International, asociación que nuclea a todos los países latinoamericanos y países de otros continentes. Es autor de numerosos libros y DVDs de Aikido. Cuando se le pregunta de qué cosas se siente más orgulloso, Sensei Yamada dice que de su propio Dojo, del hecho de haber contribuido al desarrollo del Aikido en el mundo y de haber ayudado a tanta gente a convertirse en excelentes profesores de Aikido.

¿Algún sueño? Comprarse un terreno cerca de Nueva York y fundar un Dojo como fuera Iwama en sus mejores épocas. Tener muchos uchi-deshi, seguir con los entrenamientos, formar un pequeño…

Gracias al espíritu incansable de Sensei Yamada tuvimos la oportunidad de conocerlo personalmente en un seminario de Aikido por él dictado en la Ciudad de Lima, Perú en Septiembre de 1990. Personalmente me impactó su técnica, su presencia en el tatami y su sencillez fuera del tatami. Lo volvimos a encontrar en Santiago de Chile en 1991 y ante nuestra reiterada insistencia accedió a visitar por primera vez nuestro país en 1992, haciéndolo a partir de allí ininterrumpidamente por más de 20 años. Gracias Sensei por todo lo que ha brindado a nuestro crecimiento personal y en nuestra práctica del Aikido!

“Debemos mantener el espíritu del Budo, no importa como practiquemos”

“Aikido es compromiso sobre el tatami”